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domingo, 6 de noviembre de 2011

Articulo Periódico

¿Qué va a pasar en El Hierro?

Si el magma subiera ahora la erupción sería probablemente submarina y no causaría tsunami - Los científicos esperan con ilusión un estallido (inocuo)

A unos 12 kilómetros de profundidad bajo la isla de El Hierro hay una bolsa de magma que ocupa unos 100 millones de metros cúbicos y está a unos 1.200 grados centígrados. Todo indica que por ahora está quieta: la erupción no es inminente. De producirse se sabría con tiempo y lo más probable es que fuera "pequeña y sin peligrosidad para la población", dice el vulcanólogo Joan Martí, del Instituto Jaume Almera (CSIC). Pero esta es la crisis volcánica más importante en Canarias desde la erupción del Teneguía, en La Palma, en 1971, y el ambiente entre los científicos asesores del Instituto Geográfico Nacional (IGN), responsable de su gestión, es "de expectación e ilusión", dice Martí. La veintena de expertos pendientes de lo que pasa en las entrañas de la isla adoraría vivir el espectáculo de una erupción inocua. Aunque la cámara magmática bajo la isla se recargara; aunque el magma lograra subir a la superficie; aunque la erupción fuera explosiva -las más peligrosas-, habría días para prepararse. Tampoco, dicen, hay riesgo de tsunami.
    La tierra emergida, donde vive la gente, es solo el 10% del edificio insular
    El fenómeno sería similar al ocurrido en La Palma en 1971 con el Teneguía
    ¿Cómo se sabe? En gran medida por lo que dicen los instrumentos. De la decena de terremotos diarios que constituyen el ruido de fondo sísmico normal en la isla -y que la población no percibe-, desde el 16 de julio se ha pasado a varios cientos al día; casi 9.000 hasta ahora, en total. Los detectan ocho sismógrafos, seis de ellos traídos expresamente. Y no es verdad que se registren más terremotos porque hay más sismógrafos: "Eso no aumenta el número de detecciones, sino la precisión en la localización de los sismos", explica Martí. También hay cuatro GPS que han medido un abombamiento del terreno de unos cuatro centímetros en total; tres magnetómetros; dos gravímetros y varias estaciones de medición de gases.
    En conjunto, sus datos dibujan una película subterránea en que el magma ha subido desde decenas de kilómetros de profundidad, hasta su localización actual, "y de ahí no se ha movido", dice Martí. Los sismos en cambio, que indican dónde está presionando más el magma, sí se han desplazado, en concreto "de Norte a Sur, y ya están saliendo de la isla". Sabiendo la profundidad de los epicentros y el abombamiento del terreno se estima la cantidad de magma.
    ¿Qué podría pasar ahora? La corteza terrestre a unos 12 kilómetros de profundidad está a unos cientos de grados; si el magma se queda ahí se enfriará y dejará de presionar la roca. "Probablemente, los gases disueltos en el magma se liberarán por las fisuras de la roca, y es como en una botella de cava destapada, que pierde presión", explica Martí. Los terremotos pararían... y hasta la próxima crisis. Pero en cualquier momento los sismógrafos podrían alertar de que la cámara de magma se está recargando, o de que el magma emerge.
    Si el magma subiera ahora, la localización de los epicentros apunta a que la erupción sería submarina. Como hay poco magma sería pequeña, y no provocaría tsunami. Al fin y al cabo la parte emergida de El Hierro es solo el 10% del edificio insular; seguramente en los últimos siglos ha habido erupciones submarinas de las que no hay constancia.
    ¿Cómo sería una erupción si el magma se abre camino en la parte emergida? "Siguiendo el principio básico de la geología, lo que puede esperarse en el futuro inmediato es, con toda probabilidad, lo que ha ocurrido en el pasado reciente", responde Juan Carlos Carracedo, del Instituto de Productos Naturales del CSIC en Tenerife. El pasado más reciente es el Teneguía, en octubre de 1971, en La Palma.
    Sería un guiño de la Tierra que justo en el 40 aniversario de aquella erupción -murió una persona por inhalación de gases- hubiera otra parecida. Porque una erupción ahora en El Hierro sería muy probablemente como la del Teneguía, afirman tanto Carracedo como su colega Alfredo Aparicio, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC). "La lava que hay ahora en Canarias es basáltica, menos viscosa, con erupciones menos explosivas. Las coladas van hacia el mar sin riesgo para la población", explica Aparicio. Él y Carracedo son los únicos vulcanólogos aún en activo testigos del Teneguía.
    Pero también hubo erupciones explosivas recientes en El Hierro. Recientes en términos geológicos. En la isla no se tiene noticia de erupciones históricas, es decir, desde la conquista de Canarias en el siglo XV; pero cinco siglos no son nada. Hace 6.000 años se produjo la erupción del Tanganasoga, y fue mucho más energética que la del Teneguía por la entrada de agua de mar en la cámara magmática. Tuvo la energía "de una pequeña bomba nuclear", dice Carracedo. La intrusión de agua de mar es efectivamente un factor que los asesores en la crisis actual consideran. Pero insisten: los sismógrafos avisarían con tiempo de una erupción de cualquier clase.
    Carracedo y otros investigadores de la Universidad de Las Palmas y el CSIC llevan dos años estudiando el volcanismo de los últimos 12.000 años en Canarias, y han hallado que la mayor actividad geológica en El Hierro coincide con la zona donde se concentran los epicentros en la crisis actual -que es también donde está el Tanganasoga-.
    Se puede retroceder aún más en el pasado. La forma actual de El Hierro, como mordida por tres lados, se debe a tres gigantescos deslizamientos de terreno hacia el mar, precisamente porque la isla había crecido mucho y se había vuelto inestable. Fueron fenómenos "catastróficos, virtualmente instantáneos", dice Carracedo. El último, el de El Golfo, fue hace entre 39.000 y 133.000 años. Los demás son muy anteriores. Pero por entonces no vivía nadie allí.

    MÓNICA G. SALOMONE - Madrid - 02/10/2011
    Texto del periódico El Pais

    Resumen

    Debajo del Hierro hay una gran bolsa de magma que puede salir a la superficie, pero por ahora no hay peligro, de ser así se sabría con tiempo, según lo indican los instrumentos científicos de medida que mediante métodos gravimetricos, sísmicos... nos indica donde se encuentran los epicentros y todo el resto de información relevante.
    Se barajan ciertas posibilidades, que el magma se despresurizaría por la salida de gases atraves de fisuras, que el magma erupcione, produciéndose una erupción submarina, o puede que pase como hace 40 años y que erupcione atraves de un volcán en la parte emergida, auque no suponen ningún peligro ya que las coladas de lava se dirigirán al mar, lo único que la puede hacer más violenta es la entrada de agua en la cámara mágmatica, pero incluso en el peor de los casos dispondríamos del suficiente tiempo.

    Se supone la hipótesis de que la isla del Hierro debe su particularidad forma a que años atrás haya tenido un aumento de tamaño y precisamente por ese acontecimiento se haya hecho inestable hundiendose en parte.

    Diamantes que traen noticias de las profundidades de la Tierra

    Unas gemas de Brasil hunden el ciclo del carbono hasta casi 700 kilómetros



    Unos pocos diamantes de una mina de Brasil, con algunas impurezas microscópicas que tal vez les quiten valor para los gemólogos, se han convertido en auténticas piedras preciosas para un equipo de científicos que han sabido leer en ellos la información que traen de las profundidades de la Tierra. Son unos diamantes poco comunes, formados a casi 700 kilómetros de profundidad, en lugar de a unos 200 kilómetros, como la mayoría de las gemas de este tipo. Pero, para los investigadores, lo que resulta llamativo es que estas piedras de la mina de Juina muestran que el ciclo del carbono (la interacción que normalmente se da entre la atmósfera, los océanos y la corteza terrestre) se extiende mucho más de lo que se pensaba, alcanzando el manto inferior del planeta. No hay que olvidar que los diamantes son una determinada cristalización de átomos de carbono que se forma en precisas condiciones químico-físicas de altas presiones y temperaturas.
    Las gemas han salido hasta la superficie en las rocas volcánicas
    Las piedras de Juina se formaron hace solo unos 100 millones de años
    El interior de la Tierra se conoce habitualmente por métodos indirectos
    Las impurezas dan pistas para reconstruir la historia geológica
    Los científicos saben cómo está hecha la Tierra por dentro, sobre todo, con técnicas de sismología, descifrando como se propagan las ondas sísmicas en diferentes materiales y capas del interior del planeta. Pero las tomas de muestras directas del subsuelo proceden de solo unos pocos kilómetros de profundidad, extraídas de los pozos de prospección geológica. Los diamantes superprofundos son, por tanto, testigos de excepción de lo que pasa en la Tierra hasta el manto, la capa que se extiende desde unos 10 kilómetros bajo la superficie hasta unos 2.900 kilómetros.
    Michael Walter (Universidad de Bristol, Reino Unido) y sus colegas de Brasil y de EE UU, examinaron miles de diamantes de Juina y encontraron seis prometedores por las inclusiones, o impurezas, que tenían. Estos minerales atrapados en las gemas son indicadores para poder reconstruir su historia. "Las inclusiones en los diamantes son fantásticas para estudiar la parte inaccesible de las profundidades de la Tierra, algo así como estudiar insectos extinguidos y conservados en ámbar", dice Walter.
    El origen de los diamantes de Juina se remonta al material orgánico y mineral acumulado en el suelo oceánico que se hundió hasta el manto superior terrestre por la dinámica de las placas tectónicas. La proporción de isótopos de carbono en cuatro de los diamantes analizados apunta hacia ese origen en la corteza oceánica. Pero las inclusiones de las piedras son testigo de minerales que se forman cuando los basaltos se funden y cristalizan en condiciones extremas de presión y temperatura del manto inferior (más de 660 kilómetros), y no a 200 kilómetros de profundidad como la mayoría de los diamantes. Esas impurezas analizadas por los investigadores son granitos minerales que miden de una a dos centésimas de milímetro.
    Después de haberse formado en el manto inferior, con las inclusiones, mecanismos geológicos como las columnas emergentes del manto inferior al superior transportarían aquellos diamantes, que subirían finalmente hasta el subsuelo de Brasil en las rocas volcánicas llamadas kimberlitas, de las que se obtienen estas gemas. Pese a su origen profundo, las piedras de Juina son comparativamente jóvenes, ya que se formaron hace solo unos 100 millones de años, mientras que la mayoría de los diamantes de alta calidad tiene entre 1.000 y 3.500 millones de años, y tienen un origen más superficial, explica The New York Times.
    En resumen, el carbono del material orgánico depositado en el fondo océanico emprendió un largo viaje hacia el manto terrestre y volvió a subir en forma de diamantes. Esto extiende el ciclo del carbono considerablemente. "La investigación muestra el alcance de ciclo del carbono a escala de todo el planeta, conectando procesos químicos y biológicos que ocurren en la superficie y en los océanos con el interior de la Tierra", señala Nick Wiggintong, de la revista Science, en la que Walter y sus colegas han presentado su investigación de los diamantes superprofundos de Juina. "Los resultados dan una perspectiva más amplia del planeta Tierra como un sistema integrado, dinámico", añade.
    Se conocían ya estudios sismológicos que indicaban que el ciclo del carbono llegaría al manto superior terrestre, hasta unos 400 kilómetros de profundidad, donde grandes placas de la corteza oceánica, con sedimentos ricos en carbono, se hundirían y se mezclarían con rocas fundidas del manto. También había algunos estudios sismológicos y geoquímicos que apuntaban hacia mayores profundidades, hasta el manto inferior, pero obtener muestras en forma de rocas es muy difícil y los diamantes de Juina son una prueba directa.
    "El manto terrestre es el mayor depósito de carbono del planeta y sabemos muy poco de él", señala Walter. Dado que el ciclo del carbono es una de las pesadillas de los científicos del clima por su complejidad y sus implicaciones en las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero, cabe pensar si los diamantes superprofundos de Brasil tienen también implicaciones en el calentamiento global. "Esto no va a influir en el clima de mañana, pero lo que nuestros resultados nos están diciendo es que el carbono de la superficie terrestre puede penetrar hasta el manto inferior, lo que puede ser un sumidero de carbono a largo plazo", responde Walter.

    ALICIA RIVERA - Madrid - 21/09/2011
    Texto del periódico El Pais 


    Resumen
    Se han encontrado diamantes en una mina de Brasil incrustados en rocas volcánicas, estos diamantes se han formado a otra profundidad de la que generalmente se generan. Estos diamantes son pruebas geológicas directas importantes, ya que solo disponemos de información del interior de la tierra através de métodos indirectos.

    El estudio de las impurezas de dichos diamantes nos proporcionan bastante información.Como la que indican estos diamantes, el estudio de sus átomos apuntan a que los restos orgánicos sedimentados en la corteza oceánica se hundieron hasta el manto y volvieron a subir en forma de diamantes.
     Tras este acontecimiento se ve a la Tierra con otros ojos, viéndola mucho mas dinámica, y hace plantearse otras preguntas, como si afectara el aumento de carbono en el interior terrestre, llegándose incluso a plantear que el interior de la Tierra puede ser un sumidero de Carbono a largo plazo.

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